El amor de un padre por su hija.
La educación de un hombre es necesaria no sólo para un niño, sino también para una niña. El tipo de interacción entre padre e hija, el tipo de ejemplo de relación familiar que ella ve, determina su carácter y su futuro. Muchos de los problemas que surgen entre una niña y su padre repercuten negativamente en su trabajo y en sus interacciones con los hombres cuando es adulta.
Índice
La influencia del padre en la formación de la personalidad de la niña
Según los psicoanalistas, la relación con el padre desempeña un gran papel en la formación del psicotipo, del carácter, de la hija. El padre es el hombre al que imitará, del que querrá aprobación, apoyo. Una buena relación con él será la clave de su bienestar psicológico y personal cuando sea adulta.
El padre, al igual que la madre, educa a la hija en la feminidad, la autoaceptación, aumenta la autoestima y le enseña a relacionarse con el sexo opuesto.
Hay que ganarse la aprobación de papá, por lo que su educación desarrolla la independencia, la ambición. El niño trata de superar las dificultades, de defender su opinión. Según una investigación científica, la buena progresión profesional se observó con más frecuencia en las chicas que tenían el apoyo de sus padres. Las atletas profesionales también son más propensas a agradecer a sus padres sus logros.
Infancia
El amor adecuado de un padre hacia su hija en el período inicial es similar al de una madre. Para él, la chica es una «princesa». La mejor, la más bella, la más inteligente. Fomenta la confianza, el amor propio y la ayuda a descubrir su feminidad en los primeros años.
Es importante que no sólo la madre compre vestidos y horquillas para su niña, sino también que el padre acepte hacer esas cosas «no masculinas».
Cuantas más emociones positivas obtenga una niña de la relación con su padre desde el año hasta los 5 ó 6 años, más bien psicológicamente estará. Un hombre puede arropar a su hija, bañarla, consolarla cuando llora, curar sus rodillas rotas. Es importante que no intente aplicarle normas de comportamiento o de desarrollo como si fuera una niña. En esta etapa, la niña sólo debe ver el amor incondicional hacia sí misma.
Demostrar relaciones sanas en la familia
Un niño se da cuenta de la interacción entre mamá y papá a partir de los 2 ó 3 años, aunque todavía no pueda darle un sentido o una valoración. Cuando una niña ve muestras de amor entre sus padres, se siente segura, tranquila, feliz y en armonía. Si mamá y papá discuten, el niño siente tensión, le duele.
Las emociones negativas se acumulan, creando una barrera en la relación padre-hija.
Esto provocará posteriormente un distanciamiento entre ellos, que afectará a la vida personal de la chica. La mujer busca un marido similar a su padre o completamente diferente a él. Por la forma en que papá se comportó con su madre, la hija medirá a otros hombres por él. Incluso su deseo de formar una familia depende de ello.
La difícil adolescencia
En esta etapa, la relación padre-hija debería ser amistosa. Una chica de entre 13 y 18 años quiere sentir la confianza y el apoyo emocional de sus padres. Empieza a sentirse independiente y cualquier restricción a sus acciones, pensamientos y deseos le provoca rebeldía. Si su padre es demasiado duro, se estropeará la relación.
Muchos traumas morales de los adolescentes duran toda la vida.
La formación de la salud mental
A esta edad, lo importante no es la cantidad de tiempo que pasamos juntos, sino la calidad del mismo. Un hombre debe interesarse por la vida, las aficiones y los deseos de su hijo. Los paseos, las vacaciones, los deportes y otras actividades juntos ayudarán a mejorar la relación padre-hija durante la adolescencia.
Es muy importante que el padre no sea ajeno a la crianza de una adolescente.
Debe ablandarse, ser capaz de disculparse para mostrar respeto, comprensión de los problemas del niño. Hay que establecer un marco de comportamiento, pero no debe ser excesivamente rígido. El padre debe hacerse cargo de la compostura de la madre, explicarle pacientemente por qué dice que no, cómo afectará la violación de la prohibición al futuro del niño.
Confianza y apoyo en la edad adulta
El papel del padre en la vida de la niña pierde importancia en esta etapa. La base de la relación se forma durante la infancia y la adolescencia. La hija adulta necesita ganarse la confianza, la comprensión y el apoyo para salir con confianza del ala paterna.
Papá deja de ser condescendiente con ella, le da autonomía, pero siempre sigue siendo la persona a la que la niña puede acudir con cualquier pregunta o petición.
La autoestima de una niña
La implicación de un padre en la educación de su hija, el apoyo y la motivación competente ayudan a establecer objetivos elevados y a alcanzarlos en la edad adulta. Un hombre debe elogiar a su hija por sus éxitos, no ser tacaño con el estímulo, desarrollar la confianza de la niña en sus capacidades. Esto le ayudará a entrar en la universidad más fácilmente, a solicitar un puesto alto, a ascender activamente en la carrera profesional.
El papá debe estar atento a los sentimientos y deseos de su hija, a sus aficiones y talentos, y fomentar su desarrollo.
Una orientación rígida en una sola dirección, suprimiendo cualquier afición, no permitirá a la chica realizarse plenamente. Es importante librarla de presiones innecesarias, de exigencias exageradas. La crítica debe equilibrarse con el estímulo, para que la niña no crezca pensando que no puede estar a la altura de las expectativas de su padre. Esto fomenta la baja autoestima.
Crecer con una hija
Las manifestaciones de amor paternal muestran a la chica que es digna de sentimientos cálidos y sinceros por parte del sexo opuesto. Este programa positivo hará surgir los acontecimientos esperados: conocer a un hombre digno, desarrollar una relación armoniosa, crear una familia fuerte.
Incluso si un padre cariñoso se implicaba en la vida de su hija, pero no respetaba a su madre, la culpaba de los problemas familiares y de la mala crianza, la niña puede desilusionarse con los hombres.
A menudo, estos traumas de la infancia acaban con la falta de voluntad de casarse, para que no se repita la situación. Si no había calidez en la relación padre-hija, el problema se agrava.
Muy raramente ocurre lo contrario: una mujer busca en otros hombres el amor que no recibió de su padre cuando era niña. El matrimonio a menudo resulta precipitado y no es el más feliz, sin hijos, porque hay una proyección de la situación del niño en la vida adulta. No se excluye un divorcio prematuro, una nueva búsqueda de un sustituto.
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